Los ojos secos son una molestia muy común que surge cuando las lágrimas no pueden lubricar los ojos de manera apropiada. Pero no es una molestia insignificante: cerca de un 30% de la población general y más del 60% mayor de 45 años, sufre este trastorno de la salud ocular.
LAS LÁGRIMAS, PROTAGONISTAS.
Las lágrimas son una combinación compleja de diferentes capas de agua, aceites y lípidos, que ayudan a lubricar los ojos, eliminar los residuos, estabilizar la visión y prevenir las infecciones.
En ocasiones, el volumen de lágrimas en la superficie del ojo y debajo de los párpados no es suficiente, y la sintomatología va desde el enrojecimiento, picor o ardor de los ojos hasta la sensibilidad a la luz, fatiga visual e incluso inflamación y dolor.
FACTORES DE RIESGO.
Hay múltiples motivos, pero detrás de todos ellos casi siempre está la cantidad insuficiente de lágrimas. Causas hormonales (adolescencia y menopausia), el uso inadecuado de las lentes de contacto, medicamentos y tratamientos médicos, circunstancias ambientales como el aire acondicionado, la calefacción y los espacios muy secos y contaminados, así como una alimentación escasa en vitaminas, pueden incidir en la aparición de los síntomas. El uso excesivo de dispositivos digitales como móviles, tablets y ordenadores, producen también una mayor evaporación lacrimal ya que parpadeamos menos.
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
Lo principal es mantener una buena higiene ocular, sobre todo si se usan lentes de contacto, e incluso alternar estas con unas gafas graduadas. En el exterior, siempre ponte gafas de sol. Descansar la vista durante tareas largas que exijan fijar la vista mucho tiempo, cerrando los ojos o pestañeando para minimizar la evaporación de lágrimas, a ser posible parpadea cerrando los ojos del todo. También es aconsejable situar la pantalla del ordenador por debajo del nivel de los ojos y no abusar del tiempo de exposición a la luz azul digital, así como proteger tu vista con gafas con filtro azul. Y si a pesar de todo notas molestias, aplícate lágrimas artificiales sin conservantes 3 o 4 veces al día (puedes encontrar gotas humectantes en un envase único o en monodosis, para llevarlas contigo a todas partes), para que tus ojos vayan recuperando su lagrimeo natural. Si las molestias persisten, consulta con un especialista que te indicará el tratamiento más adecuado.
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